Una ruptura es una oportunidad de crecimiento.

una-ruptura-es-una-oportunidad-de-cambio

Una ruptura es una oportunidad de crecimiento. Una opción de cambio, una forma de desarrollo en el que puedes conocerte mejor, indagar y volver a conectar contigo.

Las rupturas, son indudablemente dolorosas. A demás por muchas pautas que te den, cada ruptura es un mundo y dependiendo de las circunstancias, podrás sentirte de una manera o de otra.

Una ruptura es una oportunidad de crecimiento y por supuesto, sea como sea suele ser bastante doloroso. las personas que suelen tomar la decisión de terminar con la relación suelen experimentar un gran sentimiento de culpa. Antes incluso de tomar la decisión, es muy frecuente que pasen mucho tiempo atormentadas, cargando solas con un peso del que encima sienten que no tienen derecho a quejarse, pues se sienten demasiado culpables como para ser compasivos consigo mismos.

Por otro lado, las personas que han sido dejadas atraviesan periodos donde su autoestima se ve muy deteriorada y resentida. Buscan respuestas y todas ellas suelen dirigirse hacia defectos que empiezan a ver en sí mismos. A demás, esta sensación suele venir acompañada de un sentimiento de fracaso muy grande, e incluso de falta de valía y puede llegar a crearse hasta un complejo de inferioridad.

Solo he expuesto dos casos, que en la mayoría de las rupturas están presentes y, sin embargo, es importante observar qué diferentes son los caminos que puede transitar cada persona que está pasando por un proceso de ruptura.

Con todo, independientemente de lo que ha podido ocurrir, una ruptura es una oportunidad de crecimiento. Aunque sea doloroso, nos enfrentan con heridas emocionales que hemos ido tapando, con miedos que hemos estado evitando durante mucho tiempo, y en esos momentos, no nos queda otro remedio más que hacer un poco de introspección y mirar de frente lo que la vida nos pone delante.

Como todo en la vida; podemos adoptar distintas actitudes para afrontar las situaciones que se nos van presentando.

No siempre tenemos control sobre lo que nos ocurre, pero si podemos elegir qué hacemos con aquello que nos ocurre.

Una ruptura de pareja es un ejemplo perfecto, teniendo en cuenta que la vida nos pone delante aquello que necesitamos sanar y liberar, las rupturas de pareja nos van a señalar exactamente aquello que no queremos ver, lo que nos duele y nos da miedo.

Nosotros elegimos qué hacer con ese miedo, podemos taparlo a base de fiestas, compras, drogas, comida y un largo etcétera y, por consiguiente, no aprender nada. Si elegimos esta opción, seguramente la vida nos volverá a poner una y otra vez la misma piedra hasta que aprendamos a dejar de tropezar con ella.

Sin embargo, la otra alternativa es la de los valientes, la de aquellos que se atreven a mirar dentro, a indagar qué está ocurriendo, qué es lo que duele tanto y cuál es el miedo tan grande que aparece. Y es ahí, cuando nos permitimos conocer esas partes, observarlas sin juicio y aprender a tratarlas con mimo y compasión, cuando sanamos y nos liberamos.

Es ahí cuando evolucionamos y ya no tenemos la necesidad de volver a vivir una y otra vez la misma historia con actores diferentes.

Cuando nos hemos atrevido, y hemos hecho del dolor un maestro, aprendemos y podemos recoger las enseñanzas que nos ha regalado esa experiencia.

Entonces cuando nos vuelva a ocurrir algo parecido, la prueba de que ya es algo sanado es que lo viviremos completamente diferente, ya no tendremos conflictos con esas situaciones que antes si, o con lo que sea que hayamos tenido que aprender a través de la ruptura.

Por supuesto, hablando desde un aspecto muy genérico, voy a exponer un ejemplo para que se entienda mejor:

Hay personas que tienen un miedo espantoso a la soledad y mantienen relaciones que en verdad no les aportan lo más mínimo, con tal de no quedarse solos.

Cuando la relación se termina, no les queda otro remedio más que el de afrontar esa soledad y si se permiten explorar lo que les ocurre en soledad, tendrán la oportunidad de transcenderlo.

Podrán crecer y evolucionar gracias a esa soledad que tanto miedo les daba.

Llegará un punto que hasta busquen esa soledad y es ahí cuando digo, que sus nuevas experiencias ante eso que antes evitaban serán completamente diferentes, esa es la prueba de que han transcendido y superado su miedo a la soledad.

Podría poner numerosos ejemplos con cada una de las heridas o problemáticas que presenta cada persona según su situación y circunstancias, pero el mensaje sigue siendo el mismo.

Una ruptura es una oportunidad de oro si sabemos verlo, a nadie le gusta y, sin embargo, cual aves fénix, nos permite resurgir de nuestras cenizas para volar cada vez más alto.

 

Mi ex ya está con otra persona

Mi ex ya está con otra persona.

«Cuando me he enterado de que mi ex ya está con otra persona s eme ha caído el mundo encima» .

El desamor es uno de los momentos más difíciles de afrontar; nos sumergimos en una avalancha de emociones que nos resulta muy difícil de gestionar y por más que racionalicemos, nos sigue doliendo.

Por supuesto que todos sabemos que cuando terminamos una relación, cada uno de los miembros tiene derecho a rehacer su vida, pero eso que se lo digan a nuestro nudo en el estómago y a nuestro corazón.

Hay ciertas cosas que nos pueden ayudar a manejar mejor esta situación y otras, que, por supuesto, solo van a empeorar las cosas.

Lo primero que debemos de saber, es que el hecho de racionalizar las cosas no implica que vayas a sentir esto como te gustaría.

Es un momento para ser compasivo y comprensivo contigo mismo.

Tu cabeza lo entiende, pero a tu corazón le da lo mismo.

Debemos de estar muy atentos al diálogo interno que se crea en nuestra cabeza, porque este sí que puede condicionar mucho nuestras emociones.

Si nos dejamos llevar sin poner consciencia, nos podemos encontrar con sentimientos de culpabilidad, pensando en que no hemos sido capaces de mantener una relación, que seguramente la otra persona sea mejor que nosotros y todo tipo de pensamientos que te van a pasar por la cabeza que son injustos y muy dañinos.

Estos pensamientos hay que observarlos y aislarlos, es decir, no dejarse llevar de un pensamiento a otro hasta acabar construyendo un discurso profundamente destructivo para uno mismo.

Lo primero que hay que hacer es aceptar que te duele que tu pareja esté con otra persona, ya está, deja de sentirte mal por tener esos sentimientos, deja de machacarte, aunque “racionalmente” sabemos que no tiene sentido, a todos nos duele.

Ahora, aceptando eso, lo siguiente que debemos de hacer es estar muy preparados para vigilar nuestros pensamientos, si hay otra persona, es muy probable que aparezcan las comparaciones y las obsesiones, es decir, que no podamos quitarnos de la cabeza el hecho de que nuestra expareja está con otra persona y nos vengan un montón de escenas de ellos dos.

Conocer este tipo de procesos, nos puede ayudar a estar preparados y llevarlo mejor.

Deja de devaluarte, el hecho de que ahora esté con otra persona no significa que tú no hayas sido importante en su vida.

Tampoco significa que esa persona sea más importante que tú o esté más enamorado ahora que cuando empezó contigo.

Todo eso es absurdo. Contigo ha compartido una serie de experiencias importantes y especiales, y con esta nueva persona compartirá otras.

El enredarte en comparaciones te desvía de lo que realmente es importante, aceptar que vuestra relación ha terminado.

 En realidad, aunque parezca asombroso, cuando nos dedicamos a pensar que nuestra expareja ya ha rehecho su vida, no deja de ser una estrategia de distracción para desviarnos de lo que realmente es esencial para nosotros, de lo que realmente duele, y es el hecho de que esa relación ha terminado.

Realmente es curioso porque, que nuestra expareja esté con otra persona, nos hace sufrir, pero toda la “retahíla” de pensamientos que viene detrás, y a los que nos agarramos nos están desviando de otro foco de dolor aun más profundo.

Y ese es el trabajo que realmente tenemos que hacer.

En el momento en el que asumamos y aceptamos la perdida de esa relación, ya no va a ser tan importante el hecho de que la expareja haya rehecho su vida.

Cuando se ha aceptado de verdad, se interioriza lo que viene después, y es que cada uno podrá rehacer su vida.

Cuando sueltas de verdad, también te estas dando la oportunidad de rehacer tu vida.

Observa este mecanismo, toda esta vorágine de emociones que te vienen desde que te has enterado de la noticia y vuelve a ti.

Vuelve a centrarte en tu día a día, en construir poco a poco esta nueva etapa.

Asumir que es difícil y que va a haber días muy malos nos va a quitar mucha presión, es el proceso normal de una ruptura.

Evita mirar sus redes sociales, si puedes, deja de seguirle durante un tiempo, es potenciar el sufrimiento innecesariamente.

Hazte un favor, piensa en ti y deja de buscarlo en redes.

Escribe y desahógate, suelta todo lo que necesites y hazlo tantas veces como sea necesario.

Date permiso para sentir lo que tengas que sentir, pero vigila lo que te dices y reformula todo pensamiento o dialogo que sea cruel contigo.

Tú estas aquí para ayudarte y quererte mucho, no te digas a ti mismo cosas que no le dirías a un amigo.

Busca acciones concretas que te hagan disfrutar, busca demostraciones de amor hacia ti mismo, como ver tu peli preferida, ir de compras o darte un baño y un masaje.

Ahora mismo, te necesitas más que nunca, no debes olvidarte de ti, este es un buen momento para nutrir la relación contigo mismo y con tu entorno.

Rodéate de personas que te hagan sentir bien y con quien puedas sentir que estás en un entorno seguro.

Tal vez, sea una época en la que debas de pensar más en ti que de costumbre, recuerda que ahora te necesitas.

Si te ha gustado, suscríbete a mi newsletter para saber más sobre el mundo de las relaciones de pareja y empezar a construir las relaciones que te mereces.

 

Lo hemos dejado. ¿Y ahora que hago?

lo-hemos-dejado-y-ahora-que-hago

Lo hemos dejado. ¿Y ahora qué hago? La ruptura es un momento muy difícil de digerir; es normal que nos sintamos perdidos, muy vulnerables.

Es probable que empecemos a sentir ansiedad no solo por la pérdida de nuestra pareja sino por saber cómo va a ser nuestra vida a partir de ahora. La incertidumbre, la sensación de que nuestra vida tal y como la conocemos se ha derrumbado, puede generar un gran sentimiento de desamparo.

Es importante saber que tener este tipo de sentimientos y de pensamientos es normal, pero no debemos de precipitarnos y querer resolverlo todo inmediatamente. 

Una ruptura de pareja no deja de ser un proceso de duelo, con una serie de fases que hay que atravesar y debemos de tener en cuenta que cada cosa lleva su tiempo. Antes de construir, tenemos que reconstruir.

Lo primero que debemos saber, una ruptura de pareja es muy dolora, debemos de estar mentalizados para saber que vamos a vivir un proceso difícil, aunque esto cambia mucho según las circunstancias en las que se ha producido la ruptura.

No es lo mismo dejar a que te dejen, no es lo mismo romper con alguien con el que llevabas un año que con alguien con quien llevamos 10 años, y tampoco es lo mismo que sea la primera vez que rompes con alguien o que ya hayas pasado por esto unas cuantas veces.

Con esto, no quiero decir, que necesariamente tenga que ser más doloroso una ruptura de una pareja que llevaban más tiempo. Simplemente la problemática cambia, teniendo en cuenta que en una ruptura de pareja se pasan por varias fases: Negación. Ira. Negociación. Depresión y Aceptación.

Dependiendo de las circunstancias de cada uno, pasaremos más tiempo en una fase que en otra y nos podremos quedar atascados si no tomamos una serie de pautas que pueden ayudar en cada fase:

Fase de negación: En los primeros días tras la ruptura, muchas personas se encuentran en un estado de “shock”, todavía no han procesado lo que ha pasado; se trata de un mecanismo de defensa que utiliza nuestro cerebro para darnos un poco más de tiempo para digerir lo ocurrido. Estar en negación es normal y está bien durante los primeros días y primeras semanas. Normalmente este estado no dura mucho y de forma natural vas saliendo de ahí.

 

Se puede “patologizar” si nos resistimos a sumir lo que ha pasado. Por ejemplo, no comunicándole a nuestro entorno que ya no estamos con esa persona.

Tal vez, nos dediquemos a salir de fiesta día tras día para no pensar y no permitirnos el espacio que necesitamos para asumir lo ocurrido. Al principio, no hace falta que hagamos nada, si nos sentimos bien tras la ruptura, está bien así, pero no debemos de “esconder” el dolor, en el momento en el que aparece, debemos de permitirnos sentirlo.

Fase de ira: cuando la ruptura sigue estando muy reciente, es muy frecuente sentir mucha ansiedad, perder el apetito, no poder dormir y sentirnos incapaces de disfrutar de las actividades diarias. Cuando nos sentimos así, aparece el enfado, “Fíjate lo que me ha hecho, es injusto, yo no tengo por qué sentirme así” Solemos tener este tipo de pensamientos. No siempre nos enfadamos con la otra persona, también podemos sentir un enfado hacia la vida en general o incluso descargar esa rabia contra nosotros.

En esta fase, ayuda mucho escribir, soltar toda la rabia que llevamos dentro.

Da igual si es tenemos motivos para estar enfadados o no, no se trata de permitirnos estar enfadados solo cuando tenemos razón. El enfado es una emoción que aparece cuando nos sentimos heridos y punto.

Debemos darnos permiso para sacar ese enfado y poder liberarnos. Si lo reprimimos solo vamos a alargar el proceso de duelo y nos vamos a hacer más daño.

En esta fase, ayuda mucho pensar en las cosas malas de tu expareja, en lo que no te gustaba y que ya no vas a tener que aceptar más. Permítete hacerlo, con el tiempo podrás ser más objetivo, pero ahora mismo está bien centrarte en lo que no te gustaba como un mecanismo de desapego.

Fase de negociación: en este periodo buscamos soluciones,  ya no queremos sentirnos así, por lo tanto, buscamos cualquier alternativa que nos permita sentirnos un poco mejor.

Debemos de tener cuidado, porque es un momento donde somos muy propensos al “autoengaño”.

Al igual que en la fase anterior solo vemos las cosas malas de nuestra expareja, en esta nos sucede todo lo contrario.

Empezamos a acordarnos solo de lo bueno, de cómo nos sentíamos sobre todo al principio, cuando estábamos en la fase de enamoramiento. Incluso, si teníamos muy claro los motivos de la ruptura, en esta fase ni siquiera nos acordamos. Por eso, es importante no dejarnos llevar por la impulsividad del momento, nos va a venir bien observarnos sin hacer nada, ahora no es momento de tomar decisiones.

Ahora necesitamos un tiempo para nosotros y cuando nos sintamos más estables ya será momento de actuar.

Más o menos, para que sirva de referencia, esta fase se suele atravesar aproximadamente cuando han pasado entre dos y tres meses desde la ruptura.

Fase de depresión: este es el momento más difícil de todos, realmente aquí empezamos a sentir la pérdida de verdad y todo lo que eso implica. Ya no buscamos negociaciones, ahora ya sabemos que no vamos a volver con esa persona. Aunque es difícil, y vivimos en una sociedad donde evitamos constantemente las emociones negativas, estas son necesarias, porque nos colocan hacia dentro y nos permiten reestructuras las prioridades.

 Si tenemos ganas de llorar, es lo mejor que podemos hacer, llorar todo lo que necesitemos, sin restricciones.

Cuanto más nos permitamos conectar con lo que sentimos, antes saldremos de este proceso y lo habremos resuelto mucho mejor para afrontar una próxima relación de pareja más adelante.

No se trata de caer en posturas victimistas ni de regocijarnos en el dolor.

Se trata de permitirnos sentir la tristeza, pero, aunque nos sintamos así, debemos hacer pequeños esfuerzos por hacer alguna actividad, por pequeña que sea, debemos de buscar hacer cosas que nos gustan.

Eso sí, permitiéndonos el espacio para llorar todo lo que necesitemos, ni más ni menos.

Fase de aceptación: estamos en la recta final, por fin, los días empiezan a ser más buenos que malos y aunque todavía nos duela, ya es mucho menos intenso.

Ahora si es momento para pensar en restructurar nuestra vida, en plantearnos nuevos objetivos y proyectos.

Es una etapa fantástica para descubrir nuevas actividades y hobbies, para explorar y aventurarse a hacer cosas nuevas. Ahora podemos empezar a disfrutar de tiempo libre que nos ha regalado esta situación. Ese tiempo que antes invertíamos en nuestra pareja, de repente, se queda vacío y al principio no tenemos la cabeza para pensar de qué manera podemos utilizarlo para nuestro beneficio, pero ahora sí.

Ahora podemos empezar a construir, y a sacar las conclusiones y los aprendizajes que nos ha brindado esta experiencia.

En esta fase, es bonito escribir de nuevo, hacer un ejercicio sobre tu antiguo yo y tu nuevo yo, que está empezando a resurgir y poner consciencia en lo que ahora quieres conseguir.

 

 

Las posibles crisis en las relaciones de pareja.

Las posibles crisis en las relaciones de pareja.

Las crisis en las relaciones de pareja cada vez se dan más rápidamente; esto se debe a varios factores; uno de los más importantes son las redes sociales, al estar permanentemnete conectados, realmente no tenemos una sensación de desconectar y de espacio, de esta forma, la desidealización del otro aparece antes.

Una de las primeras posibles crisis en las relaciones de pareja, es la del desenamoramiento.

El enamoramiento es un estado alterado de la conciencia, donde la química de nuestro cerebro cambia y se revoluciona, aparece una sensación parecida a la de los adictos. En esta etapa, pensamos constantemente en la otra persona, solo estamos bien cuando estamos cerca de esa paerosna, nos obsesionamos. Estos son los síntomas principales del enamoramiento, acompañados de un estado de euforia, motivación y alegría.

Sin embargo, la naturaleza es sabia, y este estado no dura mucho tiempo, sino fuea así, seguramente nuestra especia habría estado en un grave peligro de extinción.

Este estado está diseñado para acercarte a la otra persona.

Toda la energía que necesitas para el resto de aspectos de tu vida, se ve bastante relegada. Suele durar entre seis meses y un año.

Cuando nuestra bioquímica empieza a normalizarse y empezamos a naturalizar el vínculo establecido con la otra persona, se produce el desenamoramiento. Es decir, empezamos a ver al otro  con sus virtudes pero también con sus defectos.

En esta etapa muchas relaciones se terminan, con la errónea creencia de que al no sentir lo mismo, es que el amor se ha acabado.

Y aunque puede ser una posibilidad, no debemos de confundir el no sentir tan intensamente con la falta de amor.

En este caso, recomiendo no tomar decisiones precipitadas, y sobre todo fomentar la psicoeducación para normalizar el hecho de no sentir tanto. Cuando aparece esta situación, todos en mayor o menor medida, sentimos ciertas dudas sobre si esta es la pareja adecuada para nosotros, externalizando el problema hacia fuera o hacia la otra persona en vez de aceptar, que el hecho de no estar tan ilusionados como al principio, es un fenómeno completamente normal y natural.

Ahora la relación, empieza a ser más real y más profunda.

Otras de las posibles crisis de las relaciones de pareja es, la que antes se denominaba la crisis de los 7 años, se decía que era el tiempo en el que una relación comenzaba a resentirse.

 Esta crisis, se ha acelerado y ahora suele aparecer a los dos años aproximadamente.

 Al tener una relación estable, naturalizamos el vinculo afectivo que nos une a la otra persona y los percibimos como algo permanente, dándolo por sentado.

Esto hace que nuestra motivación para conquistar o seguir atrayendo se resienta.

Es como si ya nos nos hiciera falta porque ya lo tenemos.

Hay que tener mucho cuidado porque esto es algo que resiente enormemente a la relación, y no se trata de no percibir que tenemos un vinculo estable y seguro, se trata de cuidarlo y darle el valor que se merece. No por el hecho de que nos lo den todos los días, significa que no debamos de estar atentos.

Es importante, la comunicación, hablar de cómo nos sentimos y de qué es lo que necesitamos. Preguntarle al otro qué necesita para que la relación tenga más calidad y por supuesto a nosotros mismos.

Si conseguimos mantener el cuidado el uno en el otro, habremos conseguido superar esta crisis.

Otro gran reto al que se enfrentan muchas parejas es cuando tomas la decisión de convivir. Esta, es otra posible crisis en las relaciones de pareja. Empezando en cuando surge la necesidad por parte de un miembro de la pareja o por parte de ambos. En el caso de que solamente un miembro quiera iniciar una convivencia y el otro no, esto puede ser un conflicto grande que lleve a la ruptura pero si sabemos encontrar un equilibrio y no tomárnoslo como algo personal, podremos superarlo.

Tal vez la otra persona no se sienta preparada y necesite un poco más de tiempo, en ese caso, la comunicación puede marcar la diferencia entre una ruptura o una prueba de la que salir fortalecidos.

En el momento en el que los dos han tomado la iniciativa de comenzar la convivencia, los primeros meses pueden ser difíciles. Algunos por supuesto se adaptaran mejor que otros.

Convivir con costumbres distintas, manías y rutinas diferentes requiere un esfuerzo de paciencia y flexibilidad por parte de cada miembro.

El sentido del humor es un gran aliado para restarle importancia a pequeños roces de la convivencia. Es importante hablar sobre el reparto de tareas, cómo nos vamos a organizar, qué vamos a comer… etc. Si la pareja consigue llegar a un equilibrio, habrán superado esta prueba.

Otro obstáculo al que se enfrentan la mayoría de parejas estables, es que en un momento dado, aparezca otra persona que te atraiga.

Esto es algo que nos lo hace pasar muy mal porque en seguida llega el juicio hacia uno mismo y la culpabilidad.

Muchas personas deciden zanjar la relación al tener la creencia de que si te gusta otra persona es que ya no estas bien con tu pareja, esto no tiene porqué ser necesariamente así.

Simplemente al igual que a lo largo de tu vida te puedes enamorar más de una vez, a veces, esto puede ocurrir a la vez porque han coincidió en tiempo y espacio dos personas que te han gustado, solo que con una de ellas ya tienes una relación. En el caso de que ocurra esto, recomiendo lo primero, dejar de juzgarse, tú no tienes la culpa de sentir por otra persona. Si eres responsable de lo que haces con ello.
Antes de tomar ninguna decisión precipitada, analiza qué es lo que te gusta de la esta otra persona, tal vez sea lo mismo que te atrajo de tu pareja en un primero momento, o tal vez, eches en falta cosas que ocurrían al principio de la relación y que ya no ocurren. En ese caso, es importante que nos dejemos de aferrar a la relación del pasado, la relación es un elemento vivo y en constante cambio, no es estática porque los miembros que la componen no lo son.

En vez de aferrarnos al pasado, debemos de ser flexible y tener una actitud abierta para observar y acoger la evolución que va siguiendo nuestra relación.

También puede ser que realmente no quieras continuar con tu relación actual y tengas ganas de iniciar una nueva relación con esta persona.

Si es así, recuerda que va a ser doloroso para ambos y es importante ser cuidadosos y delicados a la hora de lidiar con esta situación. Recuerda que esa persona a la que a lo mejor dejas, ha sido alguien muy importante para ti e intenta gestionarlo tal y como te gustaría que lo hicieran contigo.

Espero que este post te haya ayudado y resuelto algunas dudas sobre los retos mas frecuentes a los que se enfrenta una relación de pareja.

Puedes escribirme un comentario sobre qué te ha parecido o compartiendo tu opinión o tu experiencia.

 

Qué podemos hacer cuando todo va mal.

Qué podemos hacer cuando todo va mal

Lo primero que podemos hacer cuando todo va mal es, no entrar en pánico.

Antes de entrar en detalles, me gustaría analizar qué es exactamente lo que va mal ¿Realmente es todo? O quizás…

 Se trate de una serie de sucesos que no han salido como nos gustaría y con una serie de consecuencias que seguramente, nos complique un poco la vida. 

Con esto, quiero resaltar que cuando nos sabemos qué podemos hacer cuando todo va mal o cuando estamos pasando por un momento complicado o difícil, es normal que nos sintamos desesperanzados, frustrados, agobiados… Y es justamente a esto a lo que tenemos que prestar atención.

Tenemos que estar preparados para afrontar este tipo de sentimientos. Es la única manera que tenemos de no entrar en pánico, es decir, de paralizarnos ante el problema y empeorar la situación aún más.

Cuando nos suceden cosas malas, el cerebro entra en “modo supervivencia”, entra en un estado de alerta donde toda la energía se destina a la supervivencia. El problema, es que esto tenía un sentido en las circunstancias de vida de nuestros antepasados, pero no actualmente.

Es decir, cuando nuestros antepasados veían de repente a un león, el cerebro lo interpretaba como un peligro de muerte inminente. Realmente las cosas iban muy mal. Entonces el cuerpo se preparaba para utilizar la estrategia de supervivencia que más le podía convenir en ese momento. 

En esas situaciones, no hay tiempo para pensar, no hay espacio para la creatividad y el ingenio, se trata de tomar decisiones de vida o muerte en cuestión de segundos.

Entonces, ¿Qué sucede cuando nosotros percibimos que todo va mal?

 Nuestro cerebro reacciona de la misma forma que lo hacía antes, aunque las situaciones sean muy diferentes. El cerebro elabora una respuesta muy similar ante un despido que ante la aparición de un león. La diferencia está en que la respuesta para afrontar la situación del león es efectiva, sin embargo, es desadaptativa para afrontar las dificultades y exigencias de nuestra sociedad actual.

Es importante ser conscientes de esto. Así podremos entender porqué nos colapsamos cuando las cosas nos salen cómo habíamos planeado. Por qué entramos en pánico y tenemos una reacción desmedida ante los acontecimientos de nuestra día a día.

Saber esto nos puede ayudar a relativizar las cosas y a ponernos en perspectiva. Una vez hemos entendido que lo sea que esté sucediendo no supone un peligro inminente para nuestra propia vida, podemos analizar la situación volviendo a utilizar todos los recursos de los que realmente disponemos.

Debemos de salir del “secuestro emocional” al que nos somete nuestro cerebro. Para ello, invito a hacer un pequeño alto en el camino, un stop donde podamos tranquilizarnos, dejar de hacer lo que estemos haciendo y consigamos parar la pelota de pensamientos que nos vienen a la mente.

Lo siguiente que podemos hacer es:

 

 

La relación de pareja perfecta.

relación-pareja-perfecta

La relación de pareja perfecta, no existe, pero el buen amor implica poder mirar a la otra persona y aceptar sus dificultades .

¿Qué es una relación de pareja?

La relación de pareja perfecta no existe, pero se podría decir que para que una pareja se desarrolle, es necesario que ocurran varias cosas. 

Una relación de pareja, se podría definir como un vínculo amoroso que se va creando entre dos personas. En este “universo” que va poco a poco tomando forma, van apareciendo varios elementos que son comunes en mayor o menor medida a todas las relaciones de pareja y, por tanto, se podría decir, que son los responsables de que las parejas se formen y se consoliden.

Estos tres elementos son: la pasión, la intimidad y el compromiso. 

En primer lugar, la pasión suele ser el primer elemento en aparecer, es la atracción física y lo que propicia el acercamiento inicial hacia el otro. Si solo existiera la pasión como único elemento en la interacción, seguramente estaríamos hablando de un “encaprichamiento” de algo efímero y pasajero, algo que una vez satisfecho, ya no tendría mucho más interés.

 Por lo tanto, solo con la pasión, no es suficiente para que se desarrolle una relación de pareja.

En segundo lugar, la intimidad es la confianza, la complicidad, es reírse juntos y tener una sensación de compartir y de apertura hacia el otro. Este elemento, también es común en las relaciones de amistad y familiares, y, de hecho, si solo existiera complicidad, tampoco podría desarrollarse una relación de pareja completa.

Por último, el compromiso es la voluntad de dos personas de unirse, gracias al cual, podemos tener unos cimientos que sostengan la relación en los momentos difíciles o cuando la pasión y la intimidad no estén tan presentes como nos gustaría. 

Solo con el compromiso, nuestra voluntad no tendría motivación suficiente para sostener una relación de pareja.

Estos tres elementos juntos, hacen que sea posible vivir la experiencia de ser y
tener una pareja.  

 

La relación de pareja perfecta no existe al igual que no existe la persona perfecta.

En cada relación, estos pilares, mantienen una proporción distinta e incluso en la misma, también van evolucionando. Siendo frecuente al principio que la pasión esté muy presente y no tanto la intimidad y el compromiso, sin embargo, a medida que van pasando los años, esta proporción se suele invertir. En este punto, es importante saber transitar del enamoramiento al compañerismo, pero para eso, todavía tenemos que conocer otros muchos factores y elementos que intervienen en el universo propio de la relación.

 

¿En tus relaciones de pareja, has sentido que están presentes estos tres elementos? ¿Crees que hay alguno que necesite estar más presente en tu relación? ¿En todas las relaciones estos elementos han estado presentes en la misma proporción? En tu situación actual, ¿A qué elemento necesitas prestar más atención y fomentarlo un poco más?

Dos personas se conocen, se atraen, se caen bien y poco a poco o de repente, se enamoran. ¿El enamoramiento es el mismo para todo el mundo? Seguramente, estés de acuerdo conmigo en que cada uno experimenta el enamoramiento a su manera

En primer lugar, iniciar una relación, implica elegir. Elegimos conocer a una persona, elegimos día tras día continuar con ese “nos estamos conociendo” por eso, es tan importante saber qué hace que queramos tener a esa persona a nuestro lado.

 Es verdad que en todos nosotros se produce un estado alterado de conciencia,
nuestro sistema hormonal y bioquímico se revoluciona.

 Es una sensación, para la
mayoría, agradable. La otra persona nos parece perfecta, nos cuesta mucho ver
los defectos, y da igual ser conscientes de esto porque el poder de la química
ha “secuestrado” nuestra forma de ser habitualmente.

Puede ser ahí cuando pensemos que hemos encontrado la relación de pareja perfecta.

En estos momentos, sacamos lo mejor de nosotros, nos sale de forma natural. Casi no hay conflictos, y si los hay, vemos las cosas tan fáciles y bonitas, que tampoco pasa nada. Sin embargo, aunque a todos se nos “altere” la consciencia, la forma que tenemos de vivir y experimentar estas sensaciones son únicas a cada uno de nosotros.

 

Si cada
persona es un mundo, una relación es un universo.

Cuando cada uno de nosotros inicia una relación, es importante tener en cuenta la complejidad de nuestro propio sistema, no para juzgarlo sino para ser conscientes de todas las cosas que operan e influyen en nuestra emocionalidad, en la toma de decisiones y en nuestra forma de relacionarnos con los demás.

La relación de pareja perfecta, es única e individual para cada uno. Cada uno de nosotros tiene una mochila a sus espaldas, llena de recuerdos y de experiencias, dotada de cosas maravillosas como pueden ser nuestra capacidad de amar, y los dones de cada uno. En esa mochila, también cargamos con nuestras heridas, con creencias que pesan como piedras y dificultan el camino, con un sistema de valores que nos guía a recorrer determinados caminos, a sentirnos bien en algunas situaciones y mal cuando vivimos en incoherencia con ellos.

 

¿Te has
parado a pensar que llevas en tu mochila?

Todo eso, es lo que somos, y antes de descubrir la mochila de otro, estaría bien, indagar en la nuestra. Solo desde la consciencia, la compasión y la aceptación podremos iniciar un camino de amor verdadero.

Hay que ser
valiente para abrir la mochila, a veces, es más fácil echársela a la espalda y
seguir caminando. Cuando iniciamos una relación, es bonito observar con qué ojos estamos mirando al otro, sabiendo, que esa persona, también tiene su propia mochila.

Tener una
relación implica que en ese compartir, también van a salir al escenario todos
los elementos que cada uno carga a sus espaldas. En una relación, no podemos
decir que solo somos dos personas que comparten; somos nosotros y nuestro
sistema, esto quiere decir que nosotros venimos de un sistema familiar
concreto, con toda la complejidad que eso implica, donde hemos aprendido a
gestionar y resolver las cosas de determinada manera. Donde hay heridas y
“traumas” familiares que no se han sabido sanar o resolver, significa, que
formamos parte de un sistema y no podemos obviar esta parte, creyendo ingenuamente que es algo independiente a nosotros. 

Cuando establecemos una relación, interaccionan dos sistemas ya complejos de por sí, y de esta manera, se crea el universo, es decir, un nuevo sistema influido por los sistemas de cada uno.

Si sabemos esto, podremos adoptar una actitud más responsable y serena hacia lo que implica relacionarse con otra persona; sabiendo que no es tan fácil juzgar al
otro si eres capaz de ver la mochila que carga en sus espaldas. Sabiendo que
existen miedos y heridas, que, aunque tú no tengas, el otro puede que si y
requiere de paciencia y mucho amor el poder mirar al otro de verdad y aceptar
los dones y los problemas de esa persona.

Algo que ayuda mucho en las relaciones de pareja es ser conscientes de los valores tanto tuyos como los del otro. Los valores son, como he mencionado antes, una luz que nos alumbra el camino hacia nuestra propia verdad. Tener valores en común con la otra persona, hace que vuestras luces, marquen un camino común.

¿Cuáles son tus valores? ¿Y los de tu pareja? ¿Qué valores tenéis en común? ¿Qué
valores tiene la relación?

EN LA
RELACIÓN, NO SOMOS DOS, SOMOS TRES.

Si, así es, somos tres; tú, él/ella y la relación. El hecho de entender la relación como un tercer elemento, permite conservar el espacio individual de cada miembro, algo que es muy importante porque ese espacio vital está relacionado con la esencia.

Si permitimos que la relación ocupe todo el espacio, nos estamos olvidando de nosotros y estaremos creando un lugar asfixiante que no permitirá desarrollarse a ningún miembro de la pareja. Esto sucede mucho en las relaciones de dependencia, que se caracterizan por no tener desarrollada la relación con uno mismo, ese miedo a estar con uno mismo hace que buscamos a toda costa llenar el espacio y qué mejor que hacerlo a través de una relación de pareja.

La relación de pareja es un sistema vivo en constante evolución y cambio, ese es otro de los motivos por el que es importante concebirla como algo independiente de cada miembro. 

Así, podemos tener en cuenta las necesidades que van apareciendo para
la relación, y aunque, estas son un reflejo de las necesidades de cada miembro,
no siempre han de coincidir. Por ejemplo, tal vez veamos que la relación se
está resintiendo por falta de comunicación, a uno de los miembros le cuesta
mucho expresar cómo se siente porque cuando lo hace, se siente juzgado y
criticado por la otra parte. 

La falta de comunicación es un síntoma de la interacción que está habiendo entre ambos, del trato que se brindan el uno al otro.

 Al poder estar atentos a las necesidades de la relación, dejamos de atacar o culpabilizar a una de las partes, podemos observar desde el no juicio qué está pidiendo la relación y qué pueden hacer al respecto cada una de las partes implicadas. En este caso, tal vez, intentar ser más respetuosos con cómo se siente la otra persona o como piensa, aunque no lo compartamos

¿Cómo establecer una relación sana desde el principio?

parejas-amor-saludable

¿Cómo establecer una relación sana desde el principio?

El mundo de las relaciones es bastante complejo, se entremezclan un sin fin de factores que hacen que el surgimiento del amor sea algo parecido a un milagro, sin embargo y afortunadamente, sucede todos los días.

Hoy me quiero centrar en un momento concreto; en el inicio
de la relación, cuando todavía ni así es como la calificamos, cuando es todo completamente incierto e indefinido. 

Ese momento donde empezamos a conocer a alguien.

Por un lado, me parece importante prestar atención a desde dónde se
inicia ese conocer al otro. Observar y tener conciencia del estado interno que tiene cada uno y de qué manera puede llegar a interferir o afectar en ese “algo” tan incipiente y delicado que está comenzando a nacer.

El estado en el que nos encontramos nos influye directamente en el tipo de relación que vamos a desarrollar y en el tipo de persona que vamos a elegir.

Cómo establecer una relación sana desde el principio, sin saber, que No es lo mismo iniciar algo desde la necesidad que desde la libertad. Las consecuencias, son radicalmente distintas.

Para disfrutar de la aventura que supone conocer a alguien, primero, es necesario sentirte en paz y en armonía contigo mismo. Tener la sensación de estar completos, acercándonos así, a un estado de abundancia y de apertura sin necesidad, ni ansia ni prisa. 

Por otro lado, Conviene saber qué es importante para nosotros en una relación, conocer nuestros límites y saber qué es lo que nos gustaría encontrar en esa persona para iniciar un camino compartido.

Cuando nos preguntan qué tipo de persona nos gusta, en muchas ocasiones, somos propensos a centrarnos en los aspectos físicos que nos suelen atraer. Olvidando reflexionar sobre qué es lo realmente importante para nosotros. Tal vez un proyecto común, una serie de valores, un estilo de vida compartido o una forma de entender la vida parecida.

*

El romanticismo de Hollywood nos suele enseñar un amor desbordante de pasión donde nada importa más allá de ese flechazo irremediable que estamos tan acostumbrados a ver una y otra vez en las películas. 

En primer lugar, iniciar una relación, implica elegir. Elegimos conocer a una persona, elegimos día tras día continuar con ese “nos estamos conociendo” por eso, es tan importante saber qué hace que queramos tener a esa persona a nuestro lado.

Para establecer una relación sana desde el principio, ante esta realidad, debemos de ser consicnetes de que muchas veces, estamos más pendientes de conseguir que la otra persona nos elija a “toda costa”, (para reafirmar nuestra propia valía) que se nos olvida preguntarnos a nosotros mismos qué es lo que estamos viendo en el otro y si nosotros, queremos realmente elegir a esa persona.

De esta forma, nos ponemos a nosotros mismos en un segundo
plano y sin darnos cuenta, construimos una imagen idílica de la persona que tenemos en frente.

 Añadiéndole todos los atributos que nos gustaría que
estuvieran presentes y es desde ahí, que nos terminamos enamorando de alguien que está más en nuestra imaginación que en la realidad.

Esto se debe a la tendencia tan extendida de valorarnos en
base al rechazo o aprobación del otro, sintiéndonos genial con nosotros mismos si le gustamos y pensando que no somos suficiente si resulta que esa persona nos rechaza. 

Cómo construir una relación sana desde el principio, sin tener en cuenta que tu valor personal lo decides tú, y ese valor no cambia por la percepción que otra persona tiene sobre ti.

 

Esta es una de las grandes trampas que más dolor y
frustración nos genera cuando hablamos del comienzo de las relaciones, experienciando un gran desengaño y decepción cuando nos damos cuenta de que la otra persona no era como esperábamos.

¿Te ha
pasado alguna vez que hayas cambiado u ocultado aspectos de ti para conseguir
gustar a alguien? ¿Qué es importante para ti encontrar en el otro para que
quieras elegir iniciar un camino juntos? ¿Qué aspectos pueden hacer que no
quieras seguir conociendo a alguien?

Como he mencionado antes, tener claro lo que queremos en una
relación y con qué tipo de persona, nos ayudará a no perdernos ni desviarnos en asuntos que realmente no nos interesan o no es lo que buscamos.

En segundo lugar, esto no significa que debamos de tener una mirada rígida y
que perdamos la capacidad de estar abiertos y fluir con los acontecimientos y con las personas que van apareciendo en nuestro camino.

El saber lo que queremos nos ha de servir para tener una
pequeña “brújula” que nos permita orientarnos y nos pueda guiar.

Conocer de verdad a alguien implica; tiempo, paciencia,
tranquilidad y apertura. 

El tiempo necesario para respetar los ritmos naturales que
implican que se vaya desarrollando y creando una relación. 

Piensa en cualquiera de tus amigos, ¿Te planteaste en algún momento si esa relación iba muy rápido o demasiado lento? 

Seguramente no, y eso tiene que ver con que fuimos capaces de
respetar el ritmo y desarrollo natural de esa relación de amistad.  Cuando se genera una relación de amistad, no
se construye desde las expectativas de lo que es y lo que tiene que ser. Cuando conociste a tu mejor amigo, no pensaste que tenía que ser tu mejor amigo, ocurrió de forma natural.

Lo mismo ha de suceder cuando conocemos a alguien con una intención más romántica que amistosa, debemos soltar el control y las expectativas de lo que ha de ser o no ser.

Centrarnos en el presente nos ayudará a permitir que la relación se construya de forma natural, evitando presiones innecesarias y situaciones forzadas que no corresponden a la evolución natural de esa relación.

Disfrutar de lo que se va creando sin necesidad de controlar el camino, también nos puede servir como indicador de que estamos donde debemos estar.

Para terminar, cuando una relación sana se inicia, es característico tener la sensación de que todo es fácil y espontáneo, simplemente va surgiendo un baile armónico entre ambas partes y si nos permitimos soltar el control, podremos disfrutar de la magia.

La importancia de conocerse

autoestima-loveyourself-conocerse

La importancia de conocerse, es un recorrido que dura toda la vida.

La importancia de conocerse, no es algo que se nos enseñe en el colegio o en la universidad. No estamos acostumbrados ni si quiera al concepto que supone convivir con uno mismo y cuidar la relación más importante que tendremos durante el resto de nuestras vidas. La relación con nosotros mismos. El tránsito que nos acompañará el resto de nuestra vida, es la relación con nosotros mismos.

Lo más curioso de todo, es que es algo en lo que no solemos pensar porque creemos que no hace falta, que nos conocemos perfectamente. Todo porque sabemos cuál es nuestro color favorito, el plato de comida preferido y unas cuantas cosas más.

Conocerse es justamente hacer eso que no solemos, dejar atrás las distracciones y todas las estrategias que utilizamos para evadirnos. Es hacer frente a lo que nos da miedo, simplemente estar. 

A veces ese miedo se camufla de aburrimiento, a muchas personas les cuesta estar solas porque sienten miedo, vació, angustia y tristeza. Esto no es más que el reflejo de convivir con un desconocido, nosotros mismos.

No puede haber relación verdadera con otros si primero no la tenemos con nosotros. Cuando nacemos, tenemos un vínculo profundamente estrecho con mamá. Hemos sido durante nueve meses parte de ella, y al nacer, seguimos siendo uno, ahora en dos cuerpos separados.

Al principio no tenemos consciencia de nosotros como ser independiente al resto del mundo. A medida que vamos creciendo esa consciencia se va generando y un buen día nos damos cuenta de que somos un ser individual, con pensamiento propio y capacidad para crear, hacer y deshacer.

¿Y qué ocurre cuando nos damos cuenta de esto? Nuestro ego empieza a florecer, porque nos sentimos indefensos ante nuestro propio potencial, ante la capacidad majestuosa del ser humano de hacer y deshacer casi como si fuéramos dioses.

Nuestro ego no nos permite ser quien realmente somos.

El ego nos protege. Nos enseña cómo tenemos que comportarnos para obtener amor. Qué partes de nosotros es mejor ocultar para no ser rechazados y qué actitudes debemos de tomar para evitar que nos hagan daño.

De esta forma, nos vamos disfrazando poco a poco hasta que un buen día, nos convertimos en completos desconocidos. Es ahí cuando nos da miedo estar solos. Nos da miedo mirar hacia dentro porque ya no sabemos lo que nos podemos encontrar. 

Todos tenemos algo dentro, llámalo voz interior, intuición, corazón… Algo que sabe realmente lo que necesitamos, lo que nos vuelve a conectar con nosotros y con la vida.

Puede ser una obra de arte, una frase, un libro o una película, pueden ser muchas cosas las que de repente, nos hacen un “click” dentro y nos recuerdan esa conexión con lo verdaderamente importante. 

La vida nos hace el regalo de volver a conectarnos con nuestra propia esencia.

La importancia de conocerse, es esa necesidad de búsqueda tan característica del ser humano, de encontrar algo, pero no saber el qué. Lo que realmente estamos pidiendo a gritos es volver a conectarnos con nosotros y con la vida.

La importancia de conocerse, es un recorrido que no tiene fin. Puede empezar en cualquier momento, pero si que hay una cosa indispensable para transitar este camino. La consciencia y la intención de conectar contigo.

El cómo, es lo de menos, cada uno que lo haga a su manera. Hay personas que cogen la mochila y se van un par de meses a dar vueltas por el mundo. Otros, inician un proceso terapéutico y algunos se apuntan a clases de pintura. El transporte no importa, si el destino.

Conocerse a uno mismo es volver a escucharte, es reconocer tus miedos sin juicio, con compasión y amabilidad. Estar con uno mismo es observar sin identificarnos con nuestras reacciones ni nuestras creencias, sabiendo que eso forma parte del ego, del disfraz. 

Conocerse a uno mismo es ir poco a poco quitándose la armadura. 

A medida que vamos volviendo a nosotros, iremos notando algunos cambios, sutiles pero trascendentes.

Tal vez, nos moleste más el ruido y busquemos lugares más tranquilos, a lo mejor, desaceleramos un poco el ritmo, y aunque sigamos haciendo las mismas cosas, con nuestras rutinas y hábitos, lo empezamos a hacer desde otro sitio.

A lo mejor, ya no nos apetece relacionarnos con algunas personas, y empezamos a buscar más la compañía de otras. 

Lo que ocurre una vez empiezas a conocerte y a estar de verdad contigo es único para cada persona. Puedo asegurar que se empieza a despertar algo dentro de ti que percibes como autentico y lleno de paz.

Tener la sensación de no tener que demostrar nada a nadie, ni aparentar, solamente ser tú.

Cada uno es libre de iniciar o no esta aventura, para mi sin duda, es el viaje más importante de nuestra vida.L

La resiliencia es el mejor recurso para los momentos difíciles.

resiliencia-psicologia-metodo-andra

¿Por qué la resiliencia es el mejor recurso para los momentos difíciles?.

En algunos momentos de nuestra vida vivimos situaciones muy duras y difíciles. Ni siquiera tiene por qué suceder nada fuera para que la vida se nos haga un poco cuesta arriba. La resiliencia es nuestro mejor recurso para estos momentos tan complicados.

Hay circunstancias como la muerte de un ser querido, un despido, un divorcio, problemas relacionados con la salud o una situación económica precaria que, por supuesto, suponen un reto para nuestro estado anímico. Estos, no son los únicos factores que influyen en cómo nos sentimos. Nuestros hábitos diarios, la bioquímica de nuestro cerebro, el sistema hormonal también son aspectos que influyen en nuestras emociones. Por otro lado, otros factores que influyen en nuestro bienestar psicológico son, por ejemplo el aspecto espiritual: El sentido que le damos a nuestra vida o transitar día a día buscando la coherencia entre nuestras acciones y nuestros valores. Podría escribir un libro de todas las aspectos que influyen en cómo nos sentimos.

Hoy no me quiero centrar en todos los aspectos que nos afectan, cada uno tiene su historia, como dijo Ortega y Gasset, «yo soy yo y mis circunstancias».

Hoy quiero enfocarme en qué es lo que podemos hacer cuando nos sentimos mal, tristes, sin fuerza, con angustia, sin ilusión. Me gustaría mencionar un recurso muy poderoso que tenemos todos en mayor o menor medida; ese recurso es la resiliencia. El origen del término viene de la termodinámica, en biología se utiliza para describir la capacidad de un ecosistema o un organismo para recuperar su equilibrio después de sufrir una agresión.

*

En psicología cuando hablamos de resiliencia nos referimos a la capacidad de una persona para volver a su estado normal después de haber vivido una experiencia dolorosa o incluso para salir fortalecidos de dicha experiencia.

*

La resiliencia es el mejor recurso para los momentos difíciles porque nos puede ayudar en la adversidad, nos ayuda a aprender de la experiencia que estamos viviendo. 

La resiliencia es el mejor recurso en los momentos difíciles porque nos ayuda a alcanzar sabiduría y a que esta situación pueda ayudarnos a crecer y evolucionar.

Con esto no quiero decir que vivir experiencias dolorosas para nosotros sea algo positivo. Las vivencias son positivas o negativas dependiendo de la lectura que hagamos de ellas, de lo que nos llevamos y lo que dejamos atrás. No siempre conseguimos sacar el aprendizaje de las experiencias negativas, y no nos tenemos que sentir culpables por ello, por ejemplo, Erick From, escribió «El hombre en busca del sentido» en un campo de concentración.

ÉL escribió un libro precioso y lleno de sabiduría lanzando un mensaje muy valioso al mundo; no importa la experiencia que vivas si le das un sentido para poder hacerlo. Él argumentó, que el ser humano puede aguantar cualquier tipo de sufrimiento si consigue darle un sentido a eso que está viviendo. Para mi, este es el mayor ejemplo de resiliencia que he conocido hasta día de hoy. 

¿De qué manera podemos desarrollar la resiliencia?

Hay varios elementos que nos pueden ayudar:

  1. La meditación: la práctica de estar en el aquí y el ahora.

Nos ayuda a volver al equilibrio, a poner las cosas en perspectiva y devolverles la importancia que realmente tienen. A veces nos dejamos llevar por nuestra mente. Al cerebro, le encantan los problemas y hacemos un mundo de algo que, en realidad, no es tan importante para nosotros. Meditar nos devuelve a nuestro centro. 

2. Confiar en nosotros mismos; somos mucho más capaces de lo que solemos creer, podemos  hacer cosas increíbles, confiar en nosotros nos proporciona seguridad y tranquilidad. A veces no es necesario tenerlo todo bajo control para confiar en uno mismo. Simplemente saber que vamos a estar preparados para superar esta situación y saber que esta es una buena oportunidad para conocer un montón de recursos que tenemos dentro y ahora tienen la ocasión de florecer.

3. El tiempo es nuestro aliado: la vida está en constante cambio, ahora nos encontramos aquí, pero esto pasará en algún momento, nosotros podemos ir haciendo pequeñas cosas que nos ayuden a vivir lo mejor posible lo que sea que estemos pasando y el tiempo también nos puede ayudar. Por ejemplo, en el caso de una ruptura, aunque sea muy doloroso. Poco a poco iremos recuperando la ilusión y alegría, si nosotros ponemos de nuestra parte, el tiempo ayuda a cerrar y sanar heridas.

El tiempo ayuda a tener perspectiva y recolocar todo lo que ha ocurrido.

4. Encontrar el aprendizaje que nos trae esta experienica: las emociones negativas no son malas, aunque no nos guste vivirlas, la tristeza, por ejemplo, nos ayuda a restablecer prioridades y a mirar hacia dentro. La tristeza nos conecta con nosotros y nos da profundidad para encontrar un sentido a nuestra vida, una misión y un «para qué».

5. Pedir ayuda: ir al psicólogo o contactar con un profesional que sientas que conecta contigo es el mejor regalo que te puedes hacer. No hace falta estar loco para pedir ayuda, ese prejuicio nos limita y nos hace mucho daño. Cuando nos duele la espalda, nos parece normal ir al fisio, ¿Por qué no ir al psicólogo cuando nos sentimos mal? Pedir ayuda puede ayudarnos a afrontar la situación de la mejor forma posible. Nos puede acompañar a conocernos mejor y a explorar todos los recursos que llevamos dentro. A parte, puede ayudarnos a resolver una situación mucho más rápidamente que si lo hacemos solos. Es importante acudir a alguien que te transmita confianza y seguridad, alguien con quien sientas que puedes trabajar bien y te va a poder ayudar.

Espero que te haya gustado este post, si es así, deja un comentario, estaré encantada de leerte y que podamos compartir aprendizajes y conocimientos.

5 Hábitos para tener una autoestima de hierro.

5 hábitos para tener una autoestima de hierro es un artículo que puede ayudar a todo el mundo, aunque sintamos que tenemos una buena autoestima.

 La autoestima es un tema del que se habla mucho. Quizá, aunque más o menos todos nos hacemos una idea de lo que es, seguimos sintiendo muchas veces que nos falta seguridad y confianza en nosotros mismos para hacer esto o aquello y conseguir lo que nos proponemos.

La autoestima es el concepto que tenemos de nosotros mismos, pero a parte de lo que pensamos sobre nosotros, también incluimos en autoestima el trato y la relación que desarrollas contigo.

Este concepto, puede cambiar según qué áreas de nuestra vida, por ejemplo, podemos sentir que somos excepcionales jugando al Tetris y que somos muy malos cocinando.

¿Esto realmente tiene que ver con la autoestima?

5 hábitos para tener una autoestima de hierro es el ser consciente de nuestras fortalezas y nuestros puntos débiles. Es fundamental para conseguir cualquier objetivo, intentando potenciar esas habilidades y compensar en las zonas donde estamos más flojos.

La autoestima, en realidad, está más relacionada con la forma que tienes de dirigirte a ti, por ejemplo, cuando algo sale mal o no sale como esperabas.

Es fácil quererse y estar bien con uno mismo cuando las cosas nos van bien, pero… ¿Qué te dices a ti mismo cuando te equivocas? o ¿Cuando no sale como esperabas?

Desafortunadamente, cuando hago esta pregunta, me encuentro con que muchas personas son bastante crueles consigo mismas. Se dicen cosas que jamás le dirían a un amigo como por ejemplo “eres inútil”, “no vales para esto” o “eres patético, nunca vas a conseguirlo porque no eres suficiente”. Suena bastante mal…

Me gusta poner un ejemplo donde creo que se ve bastante claro; cuando ves a un niño pequeño que está aprendiendo a andar y se cae, ¿Se te ocurre decirle que es inútil? ¿Qué nunca va a conseguir andar porque cada vez que lo intenta se cae? ¡Claro que no! Porque eres capaz de ver el proceso de aprendizaje de ese niño. Eres capaz de valorar todo el esfuerzo y las ganas que está generando para conseguir andar, y ¡Sorpresa! Un día consigue andar y no se cae.

Nuestro cerebro está programado para fijarse más detenidamente en lo malo y prestar menos atención a lo bueno. Es algo que tenemos que saber para entender por qué prestamos más atención a las cosas que hacemos mal. Esto, antes podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Estábamos acostumbrados a vivir en un mundo donde los peligros que atentaban directamente contra nuestra vida eran diarios, actualmente esto no es así.

Otro motivo por el que muchas personas tiene una autoestima baja es por el entorno en el que vivimos. Donde señalamos con el dedo al que se equivoca, nos sentimos rechazados y nuestro cerebro aprende a evitar salir de la zona de confort, ya que si se equivoca va a ser rechazado y humillado y eso es muy doloroso para nosotros.

Al final, nos encontramos paralizados, en una situación que no nos termina de gustar, con muchísimo miedo a hacer algún cambio. Cada vez observo más que ese miedo al cambio está más relacionado con lo que nos decimos a nosotros mismo cuando nos equivocamos que con las consecuencias en sí del error.

Los 5 hábitos que nos pueden ayudar a generar una autoestima de hierro son:

  1. Deja de ponerte en valor en base al rechazo o la aprobación de otras personas. Tú vales lo mismo independientemente del concepto de otra persona. Su percepción sobre ti está condicionada por el filtro que aplica para ver la realidad. No es subjetivo, por lo tanto, no puedes dar como verdad ninguna percepción que tengan los demás de ti. Ya sea buena o mala, esa percepción está muy relacionada con la persona que la tiene, de ahí que surja lo de que el otro es un reflejo de ti. Tú eres el único que puede decidir el valor que tienes.
  2. Vigila tu dialogo interno: deja de juzgarte y de criticarte, para esto, te invito a que te hagas la siguiente pregunta ¿Esto que estoy haciendo es beneficioso para mí? En seguida te darás cuenta de cuándo estas siendo tu amigo y cuándo un enemigo. Si te observes criticándote o siendo cruel contigo, no te juzgues, simplemente,  reformula eso que te has dicho y cámbialo por algo más constructivo.
  3. Sé compasivo, contigo y con los demás. Piensa en que le dirías a un amigo si estuviese en tu situación. Verás como con él no eres tan duro como lo eres contigo mismo.

Aprender a tratarnos con amabilidad y cariño, es fundamental para recuperar la confianza en nosotros mismos.

 

4. Agradece todo lo que has hecho para llegar a donde estas hoy. Agradecer a tu cuerpo todo el trabajo que hace para que tú puedas disfrutar de la vida. Agradece a tu cabeza todos los pensamientos que tiene para intentar protegerte de posibles peligros, aunque no siempre sean los más acertados, la intención solo es la de protegerte. 

5. Desidentificate de tus pensamientos y emociones. Tú no eres ni lo uno ni lo otro, eres mucho más que eso. Las emociones y las ideas son pasajeras, viene y van. Obsérvalas para darte cuenta de que tú no eres ni lo que piensas ni lo que sientes, eres independientemente de eso. Obsérvalo y acéptalo, sin poner resistencias, simplemente aceptando los pensamientos y las emociones como algo que viene y se va.

Cuanto más cultives estos hábitos, más fácil te será ir desarrollando una relación contigo más sana y bonita que te permitirá sacar lo mejor de ti.

*
*